martes, 4 de enero de 2022

LA NIÑA MARÍA DE TOCACHI

 LEYENDA DE LA NIÑA MARÍA DE TOCACHI

Para pasar la quebrada de Cochasquí, como no había puente la gente tenía que hacerlo por el lecho, pisando una piedra grande. Cierto día unos pastores de ovejas vieron brillar una luz intensa en la piedra, por curiosidad la refregaron con un guijarro para ver si desaparecía; pero, en lugar de conseguirlo, observaron unas rayas medio borrosas.
Por el mismo lugar, los niños Eladio y Víctor Telio Navarrete pasaban a la comunidad de Cochasquí a recibir clases pagadas. Un 15 de julio de 1928, al regresar a su pueblo Tocachi, como de costumbre, se sentaron sobre la piedra para tomar agua y lavarse los pies. Al inclinarse vieron con asombro una pequeña imagen de la Virgen María grabada en la piedra en el mismo lugar donde los pastores vieron la luz. Inquietos, de vuelta a sus casas participaron a sus padres la noticia que en la quebrada hay una virgencita. Seis personas se dirigen de prisa y, luego de comprobar que era verdad la noticia dada por los niños, quisieron sacar la piedra para llevarla al pueblo, pero no lo consiguieron.
- Está bien sembrada, por ahora dejémosla así, ya veremos la forma de sacarla-, dijeron los paisanos y regresaron a sus hogares.
La noticia se divulgó rápidamente en Tocachi. Venancio Lazo, un anciano enfermo de los huesos, al conocer de la misteriosa aparición fue al sitio del prodigio. Al observar los rasgos de la imagen le dijo: Si verdaderamente eres la virgen, deja que te lleve. Tan pronto tocó la piedra, ésta se movió. La alzó con facilidad hasta sus hombros y emprendió contento el regreso por el empinado y polvoriento camino. Al llegar al sitio llamado “Los Hurtados”, muy cansado, bajó su preciosa carga y la escondió en unos matorrales.
Al siguiente día, Venancio con el propósito de no ser visto, madrugó y sacó del escondite la piedra para llevarla a su casa, al pasar por el barrio La Loma, los moradores le quisieron arrebatar, pero no se dejó.
El día sábado, algunos pobladores volvieron a la quebrada dispuestos a sacar la piedra; llevaron herramientas apropiadas, incluso dos toros para que arrastren la roca más vieron que la piedra había desaparecido sin dejar huellas.
Venancio soñó que la Virgen pedía que le lleve a la iglesia. El buen hombre aceptó el encargo. Con algunos coterráneos la condujeron primero a la casa de la familia Benítez, el domingo del mismo mes. La llevaron al centro del pueblo y dieron aviso al cura párroco del lugar quien, a pedido de los moradores, le pusieron en un lugar secundario del templo. Después de algunos años, porque la pìedra era grande, el presbítero José Abel Vásconez contrató al artesano José María Taboada para que la desbaste. Bastante avanzada la obra, mientras sincelaba, vio que brotaban dos gotas de sangre y al mismo tiempo sintió un fuerte dolor en el brazo por lo que dio por terminado el trabajo. La piedra quedó de 30 centímetros de altura. Por iniciativa del mismo sacerdote la imagen fue retocada. Desde entonces la virgen ocupa un sitio privilegiado en el altar del templo dentro de una urna recubierta con pan de oro.
En el tiempo del cardenal Carlos María de la Torre, la virgen fue nombrada PATRONA de la parroquia, pero los mayores del lugar acostumbraban llamar “niña” a las “patronas” de las casas o de las haciendas por lo que nombraron a la virgen “Niña María de Tocachi”.
La fe y devoción a la pequeña NIÑA MARIA, de 9 centímetros aproximadamente no solo que se ha mantenido sino que se ha incrementado. A sus fiestas, el 8 de septiembre, acuden muchos peregrinos de todas partes del país en demanda de favores unos, y otros, para presentarle sus agradecimientos por haber complacido sus peticiones: misa con celebrada, chamiza, castillos, volatería, toros y alegría desbordante.
MILAGROS DE LA NIÑA MARIA
Cuentan que don Venancio Lazo, tan pronto supo del hallazgo de la virgen acudió al lugar del hecho portentoso y, al ver la piedra con el grabado, le dijo: “Si eres la madre de Dios, deja que te lleve”. Y así sucedió. A pesar de que don Venancio era viejo y enfermo sacó con facilidad la piedra que otros no lo pudieron hacer, la cargó y la llevó a su casa.
Dicen que don Bolívar Boada, hombre importante del pueblo, rajaba leña y de pronto le entró una astilla en el ojo, produciéndole gran dolor. Fue al hospital donde el oculista, después de examinarlo, le comunicó que hay que operarle. Por la noche, don Bolívar pidió a la niña María su protección. Al despertar, notó que la astilla había desaparecido. En agradecimiento mandó a trabajar una hermosa urna para la niña María.
El sacerdote Luis Garzón viajaba en un bus a Tocachi para celebrar una misa de octava. Al bajar la quebrada de Chimburlo, el vehículo tomó gran velocidad sin que el conductor pudiera controlarlo. El sacerdote pidió a la niña María le salve. Sintó entonces que se abría la puerta del carro y que alguien le empujaba botándole al suelo en el mismo momento en que el bus se precipitaba al abismo. El venerable cura se convirtió en uno de los grandes devotos de la niña María.
(Tomado del libro Leyendas, relatos, cuentos del cantón Pedro Moncayo, del Prof. Carlos Ernesto Estrella Aguirre, año 2006)


Elena Dlt, Fausto Virajucha y 51 personas más
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